No minimice sus pérdidas

Escrito por: Dinelsa Morales, Ph.D, TFC, MSW Pasante

Para: Hispanic Family Counseling Inc. Boletín Septiembre 2023 Edición

Los seres humanos experimentan pérdidas a diario. Algunas se perciben como más fuertes que otras. Y cada ser humano desarrolla o aprende diferentes habilidades para hacer frente a cada acontecimiento estresante de la vida. Pero, algo en lo que debemos pensar es que no importa si la pérdida es una reconocida como importante o una reconocida como insignificante, todas y cada una de ellas conllevan un proceso de duelo. Durante décadas, los seres humanos han intentado minimizar el dolor y los cambios que una pérdida produce en el corazón, las emociones y la vida del individuo.

En primer lugar, definamos qué experiencias se consideran pérdidas: la muerte de un ser querido, la pérdida de una mascota, el divorcio, la pérdida de un hijo (nacido o por nacer), la separación familiar, la pérdida de un empleo, el traslado a otro lugar, la pérdida económica, la pérdida de estatus social, la pérdida de una vivienda, la pérdida de capacidad o funcionamiento físico, la jubilación, el deterioro de un ser querido debido a una enfermedad crónica, cualquier cambio en las etapas de la evolución familiar (por ejemplo, el matrimonio, el vacío en el nido o el nacimiento de un hijo), entre muchas cosas que pueden significar dolor emocional para un individuo. Pero, ¿cómo es posible que el ser humano considere aceptadas unas pérdidas y otras no? Explicando esta afirmación, podemos decir que muchos validamos las emociones de angustia y dolor a lo que consideramos socialmente aceptable, perder a un ser querido por ejemplo, socialmente reconocemos que es un dolor que requiere pasar por un proceso de duelo. Sin embargo, pérdidas como terminar un trabajo, separarse de la familia por activación militar, jubilación, entre otras... son reconocidas como experiencias que se deben superar instantáneamente. A éstas no se les da el valor del dolor que puede conllevar el proceso. Y desafortunadamente muchas personas acuden a recibir ayuda porque se sienten culpables por sentir sentimientos profundos ante este tipo de experiencias.

Por ello, es necesario dejar de minimizar las experiencias de dolor que vive un individuo. Cada ser humano debe aprender a reconocer sus procesos y a procesar cada uno de ellos como lo que son, momentos difíciles y angustiosos, que provocan dolor emocional, un alto nivel de estrés y que, en algunos casos, pueden llegar a transformar las circunstancias vitales de una persona. individuo. Un proceso de adaptación a un nuevo barrio, comunidad o estado es tan doloroso y estresante como el dolor que se percibe por la pérdida de un ser querido. Son dolores profundos, que a veces requieren tiempo para permitirse aceptar el cambio. El dolor de recibir un diagnóstico médico que transformará tu funcionamiento diario es tan válido y angustioso como reconocer que ya no debes levantarte a trabajar cada mañana, esto también alterará tu funcionamiento diario, son procesos en los que necesitamos reaprender nuevas habilidades de afrontamiento. .

Lo importante es que el dolor es dolor, independientemente de la etiqueta que tenga tu experiencia. Hay que enfrentarse al dolor, nos enfadará, tendremos que negociar con nosotros mismos y con el mundo, lloraremos y al final nos daremos cuenta de que siempre hay esperanza al final del túnel y encontraremos una nueva forma de vivir, ¡volverá a salir el sol! Si necesitas ayuda, sólo tienes que llamarnos.

Anterior
Anterior

Una nueva temporada

Siguiente
Siguiente

La mayor pérdida de tiempo